Según estudios realizados por fabricantes de neumáticos, uno de cada 3 conductores de los principales mercados latinoamericanos conduce habitualmente con baja presión de inflado por lo menos en uno de sus neumáticos (es decir, 7 psi por debajo de lo recomendado por el fabricante del vehículo). A su vez, uno de cada 6 conductores pone su seguridad en alto riesgo debido a la baja presión de inflado (10,5 psi por debajo de lo recomendado).
No obstante esta situación, cada año los conductores desperdician innecesariamente 660 millones de litros de combustible, equivalente a un total de 645 millones de dólares. Este hecho también se refleja en un alto índice de contaminación al medio ambiente generando 1,552 millones de kilogramos de CO2 extra.
La baja presión de inflado también causa condiciones extremadamente negativas en la durabilidad de los neumáticos, debido al excesivo trabajo de la banda de rodamiento y la flexión de las paredes laterales, generando un desgaste equivalente al 20% tras un uso permanente con 6 psi por debajo de la recomendación del fabricante.